El dibujo contribuye al desarrollo de tres áreas fundamentales en la etapa temprana de la vida de un niño: la motora, la cognitiva y la emocional. Al dibujar, los niños aprenden a controlar sus movimientos y adquieren la destreza necesaria para desarrollar habilidades futuras como la escritura, lo que les permite adquirir una motricidad fina adecuada.